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Fuente: Entre flechas amarillas

El lazo de amistad que se desarrolla entre peregrinos es uno de los tantos acontecimientos significativos que tienen lugar en el Camino de Santiago. Es fácil encontrar en cada tramo sonrisas solidarias y palabras de aliento. En este ir y venir de peregrinos, pequeñas manos de plástico sellan amistades para siempre,se trata de la tradición de la mano de Mocho o mano de la amistad.

Desde el año 1999, más de 800.000 manitos de juguete se han intercambiado entre peregrinos como símbolo de afecto genuino, y como una forma de agradecimiento por los buenos momentos compartidos.

Estas manos de plástico miden alrededor de 3 centímetros, vienen en distintos colores (algunas con purpurina, otras alteran su color con los cambios de temperatura) y pueden usarse como dijes o amuletos de bolsillo.

La mano de la amistad es un obsequio, debe llegar a ti a través de un apretón de manos o cuando es el momento de separarse para que cada quien pueda continuar su camino. Si recibes una de estas manitos de plástico, ten la certeza de que cambiaste la vida de alguien durante el peregrinaje.

Pero, ¿cómo inició esta tradición tan particular?

Así comenzó la tradición de la mano de Mocho

El padre de la mano de la amistad se llama José Sanchis Mocho, un valenciano aficionado a la fabricación de juguetes que acostumbraba a regalar manos de plástico a los niños de los campamentos donde participaba.

Pero en el año 1993 decidió hacer algo distinto: emprender el Camino Jacobeo y obsequiar unas cuantas manitos en el trayecto.Mocho se aseguró de regalar sus pequeñas piezas a aquellas personas que durante el camino dejaron una huella en su vida. Esta acción simbólica gustó tanto que los otros peregrinos empezaron a pasar sus piezas de mano en mano.

Como sucede en la mayoría de los casos, Mocho se enamoró del Camino, e hizo de este viaje (junto a sus manos de juguete) una costumbre que continúa hasta el día de hoy.

¿Cómo obtener la mano de la amistad?

 Mocho es contundente: “las manos de la amistad no se venden ni se compran”, pero pueden llegar a ti por dos vías: como un obsequio durante tu viaje en el Camino de Santiago o pedirlas directamente a su creador en caso de que desees empezar la ronda de regalos. Mocho siempre se muestra receptivo a fabricar nuevas piezas sin coste alguno, su objetivo es perpetuar la mano de la amistad como un símbolo de solidaridad, empatía y unión entre los viajeros.

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