¿Cómo debe ser la alimentación durante el Camino?
Una buena alimentación es clave para superar con éxito cada etapa del Camino. Por ello, os contamos algunas de las rutinas que creemos imprescindibles para garantizar una peregrinación con toda la energía necesaria.
El desayuno debe ser completo: debe incluir lácteos, cereales (en copos, tostadas, pan…), frutas y otros complementos como el queso o la miel.
Las etapas son largas, por lo que conviene hacer pequeños descansos y aprovechar para tomarse un pequeño tentempié. Cada 60 o 90 minutos debemos parar para ingerir sólidos y líquidos.
La deshidratación, sobre todo en los meses de verano, es uno de los males más habituales. Es fundamental no esperar a sentirse sediento para beber agua.
Se recomienda una alimentación rica en hidratos de carbono. A continuación os comentamos algunos de los alimentos más apropiados:
1. Almendras. Son muy nutritivas y fáciles de comer. Aportan carbohidratos y fibra.
2. Nueces. Son consideradas por algunos como el mejor recurso alimenticio para tomar entre horas. Contienen ácidos grasos omega-3 y omega-6 por lo que ayudan a bajar el colesterol. Aportan ácido oleico y protegen la salud cardiovascular.
3. Barritas de muesli. Son ligeras y cómodas para llevar y comer en cualquier momento. Son un excelente desayuno o tentempié para degustar entre horas y contienen un alto aporte de carbohidratos, minerales, vitaminas y fibras. Es recomendable ingerirlas tras el ejercicio intenso: son un complemento ideal para los deportistas que agotan las reservas de glucógeno.
4. Los zumos (como por ejemplo el TANG) ayudan a recuperar fuerzas con rapidez: contienen azúcar y su preparación se hace a partir de sobres, por lo que su transporte no supone un peso excesivo.
5. Las chocolatinas, o incluso los terrones de azúcar, ayudan a reponer fuerzas muy rápidamente en momentos en los que desgastamos mucho el cuerpo.
Las cenas deben ser poco copiosas para garantizar un sueño ligero. Se recomienda ingerir un vaso de leche o un yogur antes de irse a dormir.