Todos aquellos que se embarcan en la aventura de recorrer el Camino de Santiago, tienen un fin común, llegar a Compostela, donde se encuentra la Catedral. Sin embargo, existen muchas rutas para llegar a este destino. El camino francés es sin duda, el más transitado, no sólo por los hermosos parajes que lo componen sino por toda la magia que envuelve esta ruta también conocida como el Camino de las estrellas.

Esta hermosa ruta jacobea fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1993. Su interesante y mítica historia contribuye a que sea la ruta por preferencia de un gran número de peregrinos.

Origen del Camino de las Estrellas

Podemos decir que esta ruta es milenaria, ya que desde mucho antes de la llegada de los romanos, árabes y cristianos, los celtas la usaban para llegar a lo que era conocido como el fin de la tierra, hoy en día Finisterra.

En el siglo XI se descubrieron los restos del Apóstol Santiago, y aunque no se tiene claro quien fue, se cree que se trató de Carlomagno, de allí que un gran número de monarcas españoles impulsaran la peregrinación a través del camino francés.

¿Por qué se le conoce como el Camino de las Estrellas?

En el Códice Calixtino se narra la visión que tuvo el emperador Carlomagno al encontrarse con estas tierras:

 “Y en seguida vio en el cielo un camino de estrellas que empezaba en el mar de Frisia y, extendiéndose entre Alemania e Italia, entre Galia y Aquitania, pasaba directamente por Gascuña, Vasconia, Navarra y España hasta Galicia, en donde entonces se ocultaba, desconocido, el cuerpo de Santiago”. 

Posteriormente, en una aparición del Apóstol a Carlomagno, le explica que ese camino de estrellas representa el camino que deberá seguir con su ejército para liberar al pueblo. Según el folio 162 del Códice, Santiago además le dice que este será el recorrido que harán peregrinos de todas partes del mundo.

“Y después de ti irán allí peregrinando todos los pueblos, de mar a mar, pidiendo el perdón de sus pecados y pregonando las alabanzas del Señor, sus virtudes y las maravillas que obró”

El cielo que cubre este hermoso camino, puede verse iluminado en noches sin luna por la espectacular visión de la vía láctea, un inmenso conglomerado de estrellas que asemejan un arco blanco y brillante que cubre el firmamento.