La Sombra del Peregrino

No resulta extraño que Santiago de Compostela, siendo una de las ciudades más visitadas de todo el mundo por sus peregrinajes anuales, cuente con numerosas leyendas que actúan como gran atractivo para turistas. Una de ellas es la Sombra del Peregrino, que habla de una constante silueta que se encuentra todas las noches en el mismo lugar esperando y esperando.

La leyenda de la Sombra del Peregrino

Al caer la noche en la plaza de la Quintana y sobre la pared de la Catedral de Santiago de Compostela se puede apreciar una sombra misteriosa al encender el alumbrado. Algunas personas dicen que es la sombra de un sacerdote que mantenía una relación con una religiosa del convento de San Paio. La historia cuenta que todas las noches iba al mismo lugar a reunirse con ella, después de cruzar un pasadizo secreto bajo la escalinata de la plaza que unía la Catedral con dicho convento.

Se dice también que después de muchos años este sacerdote le propuso a la religiosa irse lejos juntos para poder celebrar su amor. Sin embargo, la noche citada el sacerdote vistiendo de peregrino la esperó y la esperó pacientemente, pero nunca apareció. Por ello sin resignarse completamente, todos los días al caer la noche su sombra puede observarse en la pared de la Catedral.

La otra cara de la leyenda

Pero como en todas las historias, esta leyenda también cuenta con otra versión. Esta habla sobre el espíritu de un peregrino francés llamado Leonard du Revenant que llegó a Santiago de Compostela desde París a pagar una condena por haber envenenado a su padre para poder cobrar su fortuna. Así se convirtió en la Sombra del Peregrino.

La leyenda cuenta que condenado a galeras el Duque de Borgoña intercedió por él, ya que corría el rumor de que este era su padre verdadero. De modo que después de un par de años de encierro se le condenó a realizar una peregrinación a Santiago de Compostela que le ayudara a redimir su error.

Resignado y con poca devoción inició su caminata y al cruzar los Pirineos conoció a una joven de la cual quiso abusar. Ganó una pelea con su novio, al que mató para forzar a la joven y después asesinarla. Disfrazado de monje, esta vez sí pudo escapar de la justicia y siguió su camino para alcanzar el perdón divino. Pero cuando llegó no encontró posada por lo que durmió a los pies de la Catedral.

En sueños se le apareció León du Cornu, su padre, quien le dijo que con su visita a Santiago de Compostela purgaba sus penas y le perdonaba. Pero no se le perdonaba por la muerte de los dos jóvenes, así que estaba condenado hasta que sus espíritus peregrinaran por el mismo lugar. Desde ese momento la Sombra del Peregrino monta guardia en la pared de la Catedral cada noche esperando por las dos almas.