¿Qué viene a ser el Espíritu del peregrino?

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El Espíritu del peregrino en sí, es algo difícil de describir. Se trata de un sentimiento espontaneo que surge del alma y está vinculado a pequeños actos y milagros que ocurren durante todo el recorrido de peregrinación.

Muchas personas lo describen como una realización personal que nos impulsa a ser incondicionalmente generosos con aquellos que no conocemos sin tener que recibir absolutamente nada a cambio, y a su vez, nos genera una gratitud que podría llegar a ser divina. El Espíritu se puede vivir incentivando el lado humano, con palabras de aliento, ofreciendo un plato de comida, acogida a quien lo necesite, entre otras cosas.

Aunque la Ruta Xacobea se puede transitar también sin motivos religiosos, la verdad es que sin ellos, el Camino de Santiago no tendría un sentido completo.

Lo que es realmente importante del peregrinaje a Santiago es el camino interior, ese sentimiento que llega tanto a cristianos como a no cristianos y que comienza al tener que llevar lo necesario en el equipaje, desprendiéndose así de lo superfluo, y al final te hace plantearte el cambiar tu vida.

Cada vez que un peregrino piensa que encontró el verdadero sentido o la esencia del viaje, se sorprende al encontrar una nueva interpretación.

¿Te consideras un soñador realista?

El hombre no nace con plenitud en su ser, es por eso que la peregrinación le ayuda a ir hacia metas nuevas con el fin de mejorar siempre.

Un peregrino es un soñador realista ya que busca algo distinto de lo que ya tiene y, por otra parte, se arriesga, es fuerte y hace lo posible para lograr conseguir eso que realmente desea. Lo podemos observar desde el principio en el que prepara su mochila y realiza la planificación para así ponerse en marcha.

Tiene que comenzar despojándose de todo lo que tiene para poder llegar a su meta superando todos los obstáculos que esta conlleva: pobreza, inseguridades, despojamiento, sufrimiento, perseverancia, tenacidad, aguante y superación; manteniendo la fortaleza que requiere el enfrentarse a dificultades reales como la distancia, el calor, el sol, la lluvia y el frio.

La meta del peregrino

El peregrino que va a Santiago de  Compostela tiene una meta muy precisa: llegar al Sepulcro del Apóstol, el cual fue amigo de Jesús, convivió con él, anunció su fe. El llegar y abrazar al Apóstol podría compararse con el abrazar a Jesús, llegar a él, compartir la fe y el amor por el Maestro.

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